sábado, 9 de abril de 2022

LA AMISTAD (fábula)

 

En una escuela hay una niña llamada Lisa. Es una niña amable, simpática y bonita. También hay una niña llamada Jenny que molestaba mucho a Lisa. Le tenía envidia porque le dicen que es bonita. A Lisa le gusta un niño llamado Sebastián, él es alto, delgado, simpático, respetuoso y atractivo.

A Sebastián le gusta Lisa, y Lisa no sabe que Sebastián la quiere, pero Jenny sospecha que entre Lisa y Sebastián hay algo, que se quieren más que amigos. Entonces no se queda de manos cruzadas y hace un plan con sus tres amigas: Rosalía, Ashley y Lía. Lía era amiga de amiga Lisa, pero dejaron de hablarse. Todavía se quieren, pero les da pena pedirse perdón.

Entonces les dice Jenny:

Tenemos que separar a Lisa y Sebastián. No pueden ser amigos.

- ¿Cómo pretendes hacerlo? -pregunta Lía.

- No lo sé todavía, algo se me ocurrirá.

Lía escucha la conversación, al terminar de hablar, va rápidamente a contarle a Lisa porque la quería proteger. Lisa escucha lo que le dijo Lía y le agradece por decirle lo que sucede con Jenny, aunque no sabe qué hacer.

Pasa el tiempo y Lía le pregunta «¿Qué vas a hacer con Lisa?». Jenny le dice que no iba hacer nada, pues se había arrepentido, porque en su otra escuela había una niña llamada Kenia que la molestaba, y no la dejó andar con Carlos, un niño muy guapo. Así que se cambió de colegio y para desquitarse le quería hacer lo mismo a Lisa, pero se arrepintió antes. Lía y Jenny hablaron con Lisa y se volvieron mejores amigas.


Moraleja: No hagas a otros no lo que quieres que te hagan.


Yuliana Cadena Rosas

1 °D

viernes, 8 de abril de 2022

LA NIÑA PERDIDA EN EL BOSQUE (cuento)


Estaba una niña en un oscuro bosque con su mamá, iban pasando tranquilamente cuando, de repente, su mamá recibió una llamada urgente. Así que contesta y deja de poner atención a su alrededor, así que no se dio cuenta de que se habían llevado a su hija más adentro del bosque.

La niña tampoco se dio cuenta de que su mamá no estaba, ya que ella estaba jugando en el bosque con su muñeca. Después de un rato, se cansó y se quiso ir a casa, fue al lugar donde se quedó su mamá y vio que no estaba. Al instante gritó:

- Mamá, ¿dónde estás? ¿Mamá? ¿Dónde está mi mamá?

Nadie respondió, así que, por miedo, agarró su muñeca y llorando se sentó en una piedra. Pasaron muchas horas y todavía no aparecía su mamá por ahí y la niña todavía estaba llorando sentada con su muñeca.

De repente, unas señoras oyeron ruidos en el bosque y decidieron ir a ver lo que causó el ruido. Fueron sigilosamente a ver, pero no sabían lo que les esperaba. Encontraron una muñeca tirada, con sangre, y el cuerpo de una pequeña también llena de sangre y graves heridas.

Decidieron llevarla al hospital más cercano lo más rápido posible, pero las heridas eran lamentablemente graves. Cuando llegaron al hospital, se había desangrado mucho y no se salvó. Falleció la pequeña en el hospital.

Al otro día, la mamá se enteró y fue corriendo, ya que estaba en un viaje del trabajo y no le había importado si estuviera bien o mal su hija. Sin embargo, la señora le explicó a los judiciales que era su culpa y los policías entendieron y un juez le dio sentencia por cinco largos años, ya que había confesado haberla descuidado y darle más importancia a su trabajo.

Después de ese tiempo, la señora salió de la cárcel. Seguía triste y llorando, diciendo que todo era culpa suya y decidió ir a dar la vuelta al parque para que se le pasara, pero empeoraron las cosas ya que vio una mamá con su hija.

No podía más con la culpa y decidió suicidarse en un acantilado profundo. Y así fue: se suicidó llorando y diciendo «Todo fue mi culpa, no debí hacer eso».

Pasaron los días, y unas personas que pasaban por allí caminando hallaron el cuerpo lo reportaron y la enterraron. Como no tenían ningún rastro, la enterraron sola y nadie la fue a visitar.


Samantha Nicole Bélez Gómez

1° A

jueves, 7 de abril de 2022

SOY FELIZ (relato)


La vida es buena pues solo viviremos una vez y eso nos hace apreciarla, ¿no? Las personas que conocemos son felices, te diviertes con ellos, ríes, bromeas, sales, le dices cuando estás bien o mal, les pides un consejo. Porque la felicidad es esa sensación en la que quieres hacer de todo y sonreír, te sientes feliz cuando escuchas música, haces algo que te gusta, pasas tiempo con tu familia y te sientes acompañado.

Yo soy Pedro, tengo trece años, soy una persona pacífica, tranquila, relajada; me gusta el pop entre otras cosas. Mi madre es una mujer de treinta y nueve años qué pasó por una etapa de depresión al separarse de mi padre. Yo solo tenía tres años y eso me marcó. El daño fue tal que tuve que ir al psicólogo pues le decía a mi madre que la odiaba y que no quería estar con ella y amaba a mi padre. Él es un hombre de cuarenta y tres años, alto, y no quería estar alejado de él.

Estuve un año en el psicólogo. Después de dejar de ir al psicólogo pasaron algunos años, entonces cumplí nueve años. Todo estaba bien y estaba interesado por la depresión. Entonces me pregunté «¿qué es la depresión?» Me lo habían dicho de una forma simple: «La depresión es cuando estás muy triste», por ello me interesó más después de que me dijeran eso.

Por mi cuenta me volví una persona muy abierta, contaba lo que hacía, cómo me sentía, hacía preguntas. El cumplir los diez años me interesó aún más y decidí que tenía que entender todo eso. Yo entendía muy bien los temas, era capaz de dar una opinión con lógica, era una opinión respetable, pero aún era pequeño y así continúe.

Un día mi madre preguntó con tono de tristeza: «¿Eres feliz?» Yo le dije que no y me preguntó por qué. Le respondí que no lo sabía. Entonces me dijo que eso es la depresión. 

Eso me hizo preguntarme qué me falta, qué quiero, y cuando cumplí los doce años me dije a mí mismo: «Soy un inútil, no hago nada, mis calificaciones son regulares, no soy la persona más atractiva en el mundo, no tengo buen físico, entonces, ¿qué debería hacer con mi vida?» Tal vez no me falta nada, solo es el sentimiento de utilidad que todo humano necesita, tal vez solo es que necesito un propósito. Por eso pienso que quiero algo cuando en realidad no quiero nada, lo que es al mismo tiempo es contradictorio, pues si tengo todo lo que quiero, no tendré un propósito, me sentiré vacío, al igual que, si sé que no tengo un propósito, pero creo tenerlo. En realidad, ninguna postura me hará sentir bien, sigo sosteniendo la idea de que algún día seré feliz porque le temo a la muerte o al olvido.

La mayoría de las personas con depresión fingen ser felices, mi método fue mayormente mostrarme serio o triste, luego pasé a feliz, y nadie ha sospechado, o eso creo. Me muestro como un adolescente normal, porque el que alguien tenga depresión no significa que no pueda divertirse. Este método ocupo yo: me mantengo entretenido, ocupado, dependiendo de lo que estoy haciendo, para así olvidar la tristeza. 

Con la depresión se pierde poco a poco el interés por lo que antes te gustaba, te sientes cansado y sin ganas de hacer nada todo el tiempo. Yo solo quería dormir, por porque es el único momento en el que nada te puede hacer daño, no te estarás recordando lo inútil e insignificante qué es tu vida, porque estás inconsciente. Pero del mundo de la depresión no escaparás tan fácilmente, tendrás pesadillas que te recordarán que tu nacimiento no es más que una probabilidad, nadie te eligió ni moldeó por alguna razón, nadie quiso que nacieras… querían un bebé, uno, que pudo haber sido cualquier otro y nada habría cambiado.

Pero todos necesitamos atención para sentirnos relevantes y no sentirnos unos inútiles o un don nadie. Necesitamos sentirnos identificados con algo, nos gusta sentir que encajamos, nos gusta sentirnos acompañados, pero a la vez nos gusta sentirnos diferentes especiales: «las personas ricas son mejores que los pobres porque tienen el dinero, que manda; los blancos son superiores a los negros porque las personas blancas son más poderosas; los estadounidenses son mejores que los mexicanos porque son blancos, adinerados, tienen más territorio, son más inteligentes…» Y no podemos hacer nada para cambiarlo, todos son marginados de algún grupo.

¡Qué confusa es la psicología!

La psicología me confunde. En fin: «solo me calmaré», eso me dije a mí mismo después de escuchar todo eso.

Y es que todo comienza de nuevo cuando mi mamá, con un tono preocupado y nervioso, me dice:

- Hijo, hoy es tu cita con el psicólogo. Apresúrate o llegaremos tarde.

- ¿Tengo que ir con una psicóloga?

- Sí, es por tu bien. Vamos rápido o llegaré tarde al trabajo.

- Está bien, ya voy.

Conducimos al psicólogo casi por media hora. Cuando llegamos, mi madre dijo:

- Es una buena psicóloga, te agradará.

Yo, con un tono nervioso le dije: «está bien» Al fin y al cabo no tenía de otra.

Cuando entramos al consultorio, vi a la psicóloga y parece una persona calmada y confiada. Bueno, eso fue lo que pensé al escucharla. Hablaba con un tono tranquilo y seguro.

- Tú debes ser Pedro, un gusto conocerte.

- Hola, soy Pablo.

- Por favor, toma asiento. Te haré unas preguntas, ¿está bien?

- Sí, está bien.

- ¿Cuántos años tienes?

- Tengo trece.

- Bien deberías estar cursando primero o segundo de secundaria, ¿no?

- Sí, estoy cursando primero.

- Muy bien. Pedro, puedes dejarnos solas un momento.

- Está bien.

Subí al auto de mi madre y esperé. No sé de qué estaban hablando, pero estuve tranquilo todo ese tiempo hasta que nos fuimos. No estoy seguro de qué hablaron, pero sea lo que haya sido, fue muy preocupante para mi madre.

 

Pablo Benítez Sánchez

1° A

miércoles, 6 de abril de 2022

EL CONVENTO Y LOS MONJES (leyenda)

Se dice que hace unos años existió un convento en el que vivieron unos monjes. También que en ese lugar había restos de cuerpos humanos, porque la gente decía que en aquel sitio enterraban a los difuntos como si fuera un panteón.

Tiempo después, el convento fue abandonado por los monjes, ya que decían que en la noche eran agredidos por los Espíritus de los difuntos. Poco a poco el convento se quedó solo. 

Actualmente, las personas que pasan por ahí, en la madrugada, llegan a observar sombras y se dice que son los monjes que en algún momento habitaron aquel convento. Y se escuchan muchos lamentos y gritos.


Joselin Rodríguez Villegas

1° A

martes, 5 de abril de 2022

EL MUCHACHO MÁS DESAFORTUNADO (fábula)

Un muchacho, que se llama Santiago, salió a almorzar. Se compró una torta y un refresco, pero por ir viendo una mujer bonita se tropezó con su agujeta, se cayó a media calle y lo atropellaron.

Los vecinos en seguida llamaron a una ambulancia y se lo llevaron. Cuando llegó al hospital, lo atendió una joven de nombre Regina. Lo trató muy bien durante la estancia que estuvo ahí.

Él se enamoró de ella. Lo malo fue que ella ya estaba enamorada de su compañero Andrés. Santiago hizo todo lo que pudo para conquistarla, pero al final no logró conquistarla.

 

Moraleja: nunca veas a una chica cuando vas a comer.


Diego Villegas Oropeza

1° E

lunes, 4 de abril de 2022

LA NIÑA MONSTRUO (cuento)

Un bebé nació en una aldea muy pequeña. Tenía los ojos grandes, la piel de un tono amarillento y la cabeza enorme; en cuanto a su cuerpo, era muy pequeño.

Conforme la madre criaba a la niña, se dio cuenta de que no contaba con sentimiento alguno, pues solo tenía deseos de comer y comer.

Ella le preguntaba

    - Hija mía, ¿qué te parece el día? -La niña no respondió nada- Niña, ¿acaso no me hablaras? ¿sólo sabes comer? ¿Eres una niña monstruo?

Y la niña no dijo una sola palabra, ni tan siquiera se movió.

Entonces su madre le encerró debajo de su casa color café, en el sótano.

    -  Te quedarás aquí para que nadie en la aldea te vea.

Todas las noches ella robaba ganado a escondidas de sus vecinos para alimentarla, así fue como la sacó adelante en secreto. Una noche robó un pollo, al día siguiente sacó un cerdo. Y así continuó durante algunos años.

Hasta que un día estalló una epidemia en la aldea que mató a todos los animales que quedaban y también murieron muchas personas. Los aldeanos que sobrevivieron a la epidemia abandonaron el pueblo, porque pensaban que la culpable de la desgracia era la vecina. 

    -  La culpable de todo esto es esa bruja, la de la casa café, siempre ocurren cosas extrañas todas las noches -dijo un aldeano. 

    - ¿Qué casualidad qué se desaparecen los animales?, algo anda mal -exclamó otra.

Y así todos llegaron al acuerdo de abandonar la aldea, que creían que estaba maldita por esa bruja. En consecuencia, se fueron.  Excepto la madre que no pudo dejar sola a su hija, así que decidió quedarse con ella. 

Para calmar a su hija que lloraba de hambre, un día se cortó una pierna y se la dio.

    Calma, hija mía, yo te cuidaré, así sea lo último que haga -Y lloró con ella también.

Después de eso, fue su brazo el que terminó cortado, y así hasta que le cedió todas sus extremidades, sólo se quedó más que con su torso. Entonces se acercó a ella para que la comiera. En ese momento, la niña monstruo la abrazó con ambos brazos con fuerza y habló por primera vez.

    - Mamá, eres tan cálida.

   - Hija mía, sí tiene sentimientos, me he equivocado todo este tiempo. Lo único que querías era amor, no comida. Perdón.

    - Te amo, madre.

 

Maura Concepción Ochoa Carrera

1 ° A